Concha Aparicio, editora en http://envejeceractivos.com.
El 10 de septiembre ha sido señalado como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Esta medida fue impulsada en 2003 por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud. El suicidio se ha convertido en un grave problema de Salud Pública en muchos países. El número de víctimas en el mundo asciende a 800.000 cada año. Según la OMS, las muertes por suicidio superan a las originadas por homicidios y guerras; se estima, además, que por cada caso de suicidio hay veinte tentativas no consumadas.
Una investigación reciente muestra la evolución de las tasas de suicidio en Europa en el último siglo. A pesar del fuerte incremento experimentado, se observan importantes diferencias entre países. En España, la tasa de suicidios asciende actualmente a 8,7 casos por 100.000 habitantes. Según el INE, es la primera causa de muerte externa en nuestro país. Los últimos datos disponibles indican que en 2016 se produjeron 3569 fallecimientos. El número de víctimas por suicidio dobla al de fallecidos por accidente de tráfico, pero las elevadas cifras reciben poca atención mediática. La idea de que su mera noticia induce nuevos casos permanece fuertemente arraigada. Sin embargo, los expertos señalan la conveniencia de informar sobre este asunto de forma responsable y adecuada. Hacer visible un problema es un paso indispensable para que la sociedad que lo sufre tome medidas para resolverlo.
Sobre el suicidio pesa un arraigado tabú social de marcadas connotaciones morales. Pese al enorme impacto emocional que provoca en familias y allegados, se oculta como un estigma vergonzante. Sobre la memoria de la víctima suele caer un profundo silencio. No obstante, la conducta suicida pocas veces obedece a una decisión libremente tomada. Detrás de un suicidio se esconden sufrimiento, desesperanza e impotencia; circunstancias influidas con frecuencia por unos determinados condicionantes sociales. Por ello, algunos expertos no dudan en cuestionar el modelo de sociedad vigente y responsabilizar a este de muchos de los problemas que atienden los profesionales de la Salud Mental.
Un 40% de los casos de suicidio se produce en personas mayores. En este grupo de edad, el suicidio constituye la primera causa de muerte no accidental. Una de cada cuatro víctimas sufría algún problema anímico o de salud mental. Muchas veces esta sintomatología está originada por el aislamiento, la soledad o la falta de recursos familiares, económicos y/o sociales. La sociedad debe procurar los elementos de ayuda necesarios para evitar que tales situaciones provoquen tragedias evitables.
El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social ha dado los primeros pasos en la confección de un Plan para la Prevención del Suicidio. La medida, largamente demandada por diferentes asociaciones y entidades, fue celebrada por la Confederación Salud Mental España. Comunidades Autónomas como Valencia y Navarra, entre otras, cuentan con protocolos de actuación. El ministerio pretende implantar una estrategia para la prevención del suicidio a nivel nacional. Bienvenida sea, si sirve para disminuir el número de muertes innecesarias provocadas por este grave problema social.