Envejecer sin hijos

Jul 20, 2018

Antonio Abellán García. Departamento de Población, CSIC.

Envejecer sin hijos es un escenario que reclama interés. Puede significar: a) que no se tuvieron hijos, b) que se tuvieron pero pudieron morir antes, c) que se han perdido las relaciones con ellos por circunstancias diversas, como vivir lejos, o que los hijos no tienen medios para ayudar a sus padres ya mayores, u otras.

Las personas que envejecen sin hijos y se encuentran en situación de discapacidad y riesgo de dependencia, presentan obstáculos adicionales: no tienen quien se haga cargo directo y en confianza de su situación; sus redes de cuidados (informales) pueden ser más débiles; esto puede generarles ansiedad.

Desde el punto de vista demográfico, la tendencia  señala a un aumento de la proporción de personas que no han tenido ni tendrán hijos  (Figura).

 

 

En un reciente estudio, se apuntaba que aproximadamente  un 25% de las mujeres nacidas en 1975 alcanzarán los 50 años de edad  sin haber tenido un hijo, y esa proporción podría incluso subir un poco en las generaciones siguientes. Esa cifra dobla la proporción registrada en las generaciones de sus madres  (las nacidas en torno a 1940) en las que sólo un 12% de mujeres no tuvieron hijos (Nota).

Una consecuencia importante de envejecer sin haber tenido hijos es que esos mayores  no tendrán nietos, no serán abuelos. Incluso algunos mayores que han tenido hijos no serán abuelos, porque sus hijos no han sido padres. En España, un 19,3% de las personas de 65 y más años no son abuelos (CIS, estudio 3207, 2018); es posible que unos pocos de los más jóvenes entre los mayores acaben siendo abuelos (debido a un retraso notorio en el calendario de fecunidad de sus hijos) y se modifique ligeramente a la baja esa cifra.

Por tanto, nombrar a las personas mayores como «abuelos» es cada vez más incorrecto, por la pura evolución demográfica y porque ese término en general puede dar un barniz peyorativo y discriminatorio en el trato a las personas mayores. El no tener nietos puede generar en las personas mayores un sentimiento de desconexión con las generaciones futuras y traducirse en un desinterés social y hasta político.

En una sociedad en la que el modelo familista del cuidado ha sido y es preponderante, el no tener hijos se convierte en un desafío real que debería alertar a los responsables políticos para preparar respuestas y diseñar diferentes estrategias de cuidados ante situaciones de discapacidad y dependencia. Si no se instrumentan medidas, eso significaría que los gobiernos dejan el futuro en manos de los propios individuos, y no todos están preparados para afrontar situaciones de dependencia, ni por conocimiento para manejarlas, ni por recursos económicos, ni por otras circunstancias personales.

 

Nota: A. Esteve, D. Devolder, A. Domingo: «Childlessness in Spain: tick tock, tick tock, tick tock!». Perspectives Demogràfiques, nº 1, 2018.


Para citar este documento: Antonio Abellán García: Envejecer sin hijos. Blog Envejecimiento [en-red], 20 de julio, 2018. ISSN 2387-1512.

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