Cómo han transitado las personas mayores por la crisis económica, medida a través del riesgo de pobreza o exclusión social

May 25, 2016

Antonio Abellán García, Rogelio Pujol Rodríguez. Departamento de Población, CSIC.
La crisis económica no ha golpeado por igual a todos los estratos de la población ni a todos los grupos de edad. Aparentemente las personas mayores han evitado lo peor de la crisis, pero esa imagen encierra un espejismo, como se explicará.  Es posible que un cambio de tendencia en la evolución económica descubra que sus condiciones económicas y materiales de vida no son tan buenas.
Indicador de riesgo de pobreza o exclusión social. Dentro de la estrategia de crecimiento “Europa 2020” de la Unión Europea se acordó, entre otros objetivos, luchar contra la pobreza y la exclusión social. El riesgo de pobreza no depende exclusivamente del nivel de ingresos, sino también de las condiciones materiales de vida y del estatus de trabajo de los miembros del hogar. Por este motivo, se ideó un indicador que comprendiese estos parámetros, y ampliar así el concepto al de pobreza y/o exclusión social. El indicador AROPE (At-Risk-Of Poverty or Exclusion) combina estos tres componentes o dimensiones: a) las personas en riesgo de pobreza económica (renta disponible); b) que tienen carencia material severa (acceso a una serie de elementos materiales); c) que viven en hogares con baja intensidad de empleo.
Riesgo de pobreza (económica). Se dice que una persona se encuentra en riesgo de pobreza cuando sus ingresos disponibles están por debajo del umbral de la pobreza; umbral que se sitúa en el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo en el hogar (INE: Metodología). Esto convierte al indicador en una medida relativa. Por ejemplo, una persona mayor con la misma pensión, podría estar en un momento por debajo del umbral de la pobreza, pero en otro momento, años más tarde, podría estar por encima si la mediana de los ingresos hubiese bajado, como es el caso de una fuerte recesión que haya provocado paro y bajos salarios en el resto de la gente. No hay que confundir este componente o dimensión (riesgo de pobreza) con la denominación del indicador global AROPE (riesgo de pobreza o exclusión social).
Carencia material severa. Existe esta carencia cuando las personas no pueden permitirse al menos cuatro ítems de una lista de nueve (poder pagar a tiempo los gastos relacionados con la vivienda principal; mantener la vivienda a temperatura adecuada; afrontar gastos imprevistos; comer carne, pollo o pescado al menos tres veces por semana; pagar unas vacaciones al menos una semana al año; poseer un automóvil; una lavadora;  un televisor en color y un teléfono).
Baja intensidad de empleo en el hogar. Se refiere a aquellas personas (0-59 años) que viven en hogares en los que sus miembros en edad de trabajar lo hicieron durante menos del 20% del tiempo potencial durante el año anterior. Las personas mayores están excluidas de este indicador.
Una persona está en situación de “riesgo de pobreza o exclusión social” si se encuentra en al menos una de las tres situaciones anteriores.

El Instituto Nacional de Estadística acaba de publicar los últimos datos de la Encuesta de Condiciones de Vida 2015 que aporta información de la población en “riesgo de pobreza o exclusión social”.  La tasa global para España se situó en el 28,6% (2015, con datos de ingresos de 2014); para las personas mayores (65 y más años) alcanzó el 13,7%; para los adultos maduros (50-64) el 28,7%, y para los jóvenes adultos (18-49) el 31,7% (INE: Microdatos). Al inicio de la crisis económica, en 2008, esas tasas eran de 23,8% para el conjunto de la población, muy superiores para los mayores (26,2%) y más bajas para los adultos, tanto maduros como jóvenes.
¿Han mejorado tanto los mayores? Estas cifras encierran un espejismo y un síntoma de pauperización generalizado (Figura 1). El espejismo consiste en que la mejoría de los mayores se debe al empeoramiento del resto de la población, y tiene su explicación en la forma de calcular los indicadores, especialmente el de pobreza económica (renta disponible) como se comentaba antes, pero también en la de hogares de bajo empleo, donde no se contabiliza a la población de 60 y más años. Ese espejismo empobrece la aparente mejoría.
personas en riesgo pobreza exclusión social 2004 2015
Esta mejoría del indicador viene ocurriendo entre los mayores desde principios de siglo XXI, y se ha acentuado durante la crisis económica que empezó en 2008. La pauperización de los adultos (18-49 y 50-64 años) a consecuencia de la crisis, por falta de actividad económica y empleo para jóvenes, despido laboral, permanencia en el paro y otras consecuencias económicas, ha ido en aumento. La crisis ha afectado especialmente a los jóvenes y también a personas en su madurez aunque en menor medida, y ha sorteado relativamente a los mayores. Los últimos datos de 2015 apuntan un cambio de tendencia: mejora la situación del resto de la población, y (relativamente) un empeoramiento del estatus de los mayores.
Aparentemente las personas mayores han evitado lo peor de la crisis. Pero el papel jugado por ellas en el apoyo y asistencia a miembros de su familia, y las restricciones a que se han sometido para desarrollar esas funciones de ayuda, son cuestiones pendientes de estudiar. La probabilidad de que vuelvan a quedar atrás cuando el resto de la población mejore, es muy alta y ya lo apunta el cambio de tendencia, lo que está indicando que sus condiciones económicas y materiales de vida son frágiles, y sus ingresos económicos (que pesan mucho en el indicador global) están en muchas personas cerca del umbral de la pobreza, en área de peligro de descenso.
arbol-enred
Para citar este documento: Antonio Abellán García, Rogelio Pujol Rodríguez: Cómo han transitado las personas mayores por la crisis económica, medida a través del riesgo de pobreza o exclusión social. Blog Envejecimiento [en-red], 25 de mayo, 2016. ISSN 2387-1512. Disponible en: http://bit.ly/2lbpuOA
Consulta en Digital CSIC: https://digital.csic.es/handle/10261/132742

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